Tribuna de la Parlamentaria por Sevilla Marta Escrivá publicada en el periódico Viva Sevilla.
La vivienda y el acceso a la misma es un derecho que recoge la Constitución, pero la realidad es que hay familias que ven cómo su vivienda no es digna debido a su pésima conservación, su mala accesibilidad, sus problemas de convivencia o incluso porque ni si quiera disfrutan de ella.
La ciudad de Sevilla ha ido perdiendo población y sin embargo los demandantes para tener una vivienda en Sevilla siguen siendo miles de personas. Miles de personas que sobreviven apretujados en casa de un familiar o aún peor: soportan la carga de un posible desahucio sobre sus espaldas. Lo que demuestra que algo falla.
Para resolver el problema de la vivienda unos apuestan principalmente por la construcción de nuevos residenciales alejados del centro, otros por construir nuevas viviendas sociales, pero la realidad es que en Sevilla hay decenas de miles de pisos vacíos.
Tener nuestros barrios, como Triana o la Macarena, despoblándose año tras año mientras que hay miles de familias a las que les gustaría vivir en ellos no es coherente ni justo. Las nuevas promociones de viviendas que existen en estos barrios se escapan de las posibilidades de los sueldos medios de los sevillanos.
Pero para que los pisos vacíos vuelvan a tener vida en su interior, para que los barrios vuelvan a llenarse de familias, para que los ciudadanos se puedan quedar a vivir cerca de sus amigos, familiares o del trabajo existe una solución: la rehabilitación.
No la rehabilitación para convertir el piso en un piso turístico sino la rehabilitación para que esa vivienda se convierta en la vivienda habitual de una familia.
La rehabilitación de las viviendas es fundamental para que la vivienda sea digna, para que nadie esté preso es su propio piso por no tener ascensor, para que nadie respire moho por problemas de humedades, para que nadie pase excesivo frío y calor por un mal aislamiento, etcétera.
Pero la realidad es aplastante, por ejemplo, alrededor de una 1 de cada 3 de las viviendas de Sevilla no cuentan todavía con ascensor. La ley de urbanismo indica que el desarrollo urbanístico debe ir hacia el modelo Mediterráneo, el modelo de una ciudad compacta y funcional que garantice la calidad de vida, dentro de unos estándares mínimos irrenunciables.
Desde el punto de vista de la eficiencia en el gasto público invertido en servicios básicos, también el modelo de ciudad compacta es la mas eficiente. Es decir, que este modelo de ciudad puede ofrecer mejores servicios públicos con la misma inversión económica.
Por otro lado, la rehabilitación es un motor del empleo de cercanía, puesto que nuestro tejido productivo se compone principalmente de pequeñas empresas, y suelen ser las pequeñas empresas las que generalmente se dedican a la rehabilitación de inmuebles.
Muchos comparten la idea que tiene Ciudadanos por la necesaria apuesta por la rehabilitación. Pero ningún alcalde ha pasado de los discursos a los hechos, ninguno ha mostrado su apuesta clara por la rehabilitación.
La realidad es que la rehabilitación sufre al igual que la obra nueva de doble gravamen fiscal: el IVA y el ICIO. El ICIO es un impuesto municipal que ningún gobierno del PP ni del PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla han bonificado para la rehabilitación.
Si realmente se quiere apostar por que la vivienda sea digna, por un modelo de ciudad compacto, la rehabilitación debe tener una discriminación positiva respecto a las promociones de obra nueva.
La rehabilitación debe ponerse en el foco de las políticas públicas de todas las administraciones porque ello redundará en una mejora de las condiciones de vida y convivencia de nuestros conciudadanos.