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La última intervención sobre el monumento se remonta a 2007

Moraga rueda

Las murallas de la Macarena tienen casi las mismas vidas que los gatos que campan a sus anchas por su interior. Sobrevivieron en 1868 cuando la piqueta borró de un plumazo los otros tramos y puertas que cercaban la ciudad. Ahora, vuelven a hacerlo a pesar de la dejadez histórica municipal y de la falta de un proyecto concreto para su adecuación como un espacio turístico.

Con el objetivo de subsanar esta situación de abandono, el grupo de Ciudadanos llevará una propuesta a la próxima junta municipal del Distrito Casco Antiguo en la que instarán al gobierno a realizar un estudio del estado de conservación y de la estabilidad de los morteros. Además, pedirán que se desarrolle un plan de «limpieza» y «eliminación de la vegetación invasora existente» y la «consolidación» de las zonas que así lo requieran.

Según el vocal de C’s en el Casco Antiguo, Maximiliano Maqueda, «la propuesta no solo contempla el plano patrimonial sino que también busca mejorar la seguridad de los viandantes». De hecho, algunas asociaciones vecinales y entidades del barrio ya han venido denunciando desde hace algún tiempo «la caída de pequeños cascotes» de unas murallas cuya última intervención se remonta a 2007, durante el mandato del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín.

Estos trabajos desarrollados por la Gerencia de Urbanismo contaron con un presupuesto superior a los 1,3 millones de euros. La mayor parte se invirtió en el tramo entre la Puerta de Córdoba y el pequeño arco situado frente a la calle Sánchez Perrier, el más deteriorado de todos. También se rehabilitó, aunque con menos profundidad, el tramo restante hasta el Arco de la Macarena, que ya había sido objeto de una limpieza entre los años 1984 y 1988.

Casi una década después de esta última intervención, el aspecto actual denota cierta dejadez. Según indicó su concejal Francisco Moraga, este lienzo de la muralla sufre «un ataque de flora invasora, especialmente la zona del paseo de ronda y el espacio ocupado por los merlones y las almenas». Además es fácil distinguir a simple vista que los propios lienzos del monumento árabe también presentan abundante vegetación. Un hecho que está generando «la rotura de los morteros y la argamasa» ante la fragilidad de los materiales de construccción: tierra, cal y guijarros.

Además de velar por su conservación, Ciudadanos apostará por la puesta en valor de un monumento que «merece mucha más atención de la que tiene», adviertió Moraga. Lo harán interpelando al delegado del Casco Antiguo si existe algún plan para que las murallas y la Puerta de Córdoba sean visitables y, en caso de que así sea, en qué estado de tramitación se encuentra un proyecto que sería un revulsivo turístico para la zona norte.

Ya en 2007, el Ayuntamiento planteó adecuar la Puerta de Córdoba como un centro de interpretación de las murallas y puertas históricas de la ciudad. Se trataba del punto de partida de un itinerario que llevaría al paseante a recorrer el espacio existente entre la barbacana y la muralla e incluso a subir a lo más alto de la Torre Blanca. Fue el enésimo proyecto fallido para un monumento que busca ser algo más que un convidado de piedra en materia turística en la capital.